¿Quién inventó el primer ordenador del mundo?

Hoy en día los damos por sentado, pero los ordenadores, los smartphones y los servidores corporativos son elementos de nuestra vida cotidiana que tienen sus raíces en una historia tan larga como convincente. Una de esas historias que es, por su propia naturaleza, excepcional, y que tiene el mérito de haber marcado el camino de la informática en su sentido más amplio.

Y, sin embargo, si nos preguntáramos qué es lo que realmente ha cambiado el mundo, el ordenador estaría sin duda entre las primeras respuestas: desde que se inventó, su aplicación en los distintos ámbitos de nuestra vida se ha ido extendiendo, y en algunos casos hasta haciéndose imprescindible. Pero, ¿se ha preguntado alguna vez quién y cuándo se inventó el primer ordenador de la historia?

O de dónde y qué proviene la tecnología que utilizamos cada día? Estas preguntas serán respondidas mientras echamos un vistazo a la historia del ordenador y su origen, así como a la evolución que ha llevado a esta pequeña joya del ingenio humano a encarnar formas y soluciones tan diversas en la era moderna.

Historia del ordenador

Antes de preguntarnos quién inventó el primer ordenador, deberíamos dar un gran salto en el tiempo y centrarnos en el cuándo. No es casualidad que haya habido muchos estudios y acontecimientos que precedieron al nacimiento del ordenador, y que fueron fundamentales para su creación real. En 1833, Charles Babbage diseñó la Máquina Analítica, el primer verdadero ordenador programable, en el sentido moderno, de la historia.

Sólo se fabricó el molino, la ALU, pero nunca se construyó un prototipo completo. Fue el primer ejemplo de diseño de una máquina con una unidad de memoria y una unidad de cálculo. Sin embargo, por convención, los expertos han elegido 1932 como el año teórico en el que se inició la historia del ordenador y el concepto de ordenador que tenemos hoy. Fue precisamente en ese año cuando la tecnología moderna dio sus primeros pasos, regalando al mundo científico, y sólo después a las masas, el primer ordenador con funciones y dimensiones muy diferentes a las que conocemos habitualmente.

El antecesor de los ordenadores modernos era, de hecho, gigantesco y se le conocía con el simpático nombre de Memex, nacido con la intención de poner a disposición del hombre la posibilidad de registrar todas sus obras literarias, pensamientos y apuntes en un único archivo masivo.

El proyecto fue obra de Vanner Bush y su talentoso equipo de investigadores, que nos proporcionaron un primer ejemplo de cómo funciona un disco duro moderno, en el que los datos se introducen en forma de impulsos magnéticos y luego son leídos por cabezales especiales. Por supuesto, las funciones de Memex eran muy básicas, pero para su época, muy impresionantes.

Una época en la que se avecinaba uno de los conflictos mundiales más sangrientos de todos los tiempos: la Segunda Guerra Mundial. Fue en esta época, a raíz de la innovación de Memex y ante la proximidad de la inevitable batalla, cuando se multiplicaron los inventos destinados a la milicia, como los accesorios tecnológicos para ayudar al espionaje y a la interceptación por radio del enemigo. Unos seis años después de la invención de Memex, salió a la luz el primer ordenador real llamado La Bomba.

El invento se atribuye a Marian Rejewsky, un ingeniero polaco que inmediatamente convirtió su dispositivo en un instrumento militar perfecto para el espionaje. La bomba, de hecho, se propuso como antagonista natural de la Enigma alemana, precisamente para descifrar los mensajes codificados que el ejército nazi utilizaba para enviarse entre sí.

Cuando nació el primer ordenador personal

Si bien en 1932 el Memex de Vanner Bush dio el impulso para la creación del primer ordenador de la historia y para lo que más tarde sería la World Wide Web, fue en 1938 cuando hizo su aparición la invención del primer ordenador moderno, debido al científico Konrad Zuse. Su Z1, como se llamaba, fue una obra maestra de la tecnología, el primer ordenador totalmente programable basado en el sistema binario con la implementación de memorias y relés electromecánicos.

El Z1 sólo podía realizar una operación por segundo, con su velocidad de cálculo fijada en un solo HZ. En 1939, el Dr. John Vincent Atanasoff y Clifford E. Berry, de la Universidad Estatal de Iowa, construyeron el ordenador Atanasoff Berry, conocido comúnmente como ABC, el primer ordenador digital totalmente electrónico.

El ABC representa uno de los mayores avances en la historia de la informática, introduciendo por sí solo los números binarios en un ordenador digital y su gestión, la computación paralela, las memorias regenerativas y la separación de datos e instrucciones.

Sólo seis años después una nueva máquina consiguió superar la belleza de los circuitos montados por Zuse, Atanasoff y Berry. La referencia es a Colossus, creado en 1945 en la zona de Bletchley Park de Londres, también con fines puramente militares. Retomando y mejorando la idea de Memex, Colossus podía captar, descifrar, interpretar y traducir al lenguaje humano todas las señales procedentes del ejército enemigo dirigido por Hitler.

Todo ello estaba alojado en un habitáculo casi tan grande como un piso entero, ocultando a la vista cientos de válvulas y cables, que podemos considerar como predecesores de los actuales microprocesadores y de las llamadas placas de circuito impreso.

El Coloso fue moldeado por el genio del matemático británico Alan Turing, que lo diseñó para ayudar a los aliados contra el poder del Tercer Reich. El operador de la máquina tenía la posibilidad de leer los códigos descifrados en tiempo real e intervenir en la propia máquina para traducirlos a un lenguaje comprensible.

Hacer esto llevaba varias horas, ¡o incluso algunos días!, utilizando cadenas en forma de cálculos que debían descifrarse con elaborados algoritmos matemáticos. Este primer ordenador "de válvula" se consideró tan importante y secreto que el Primer Ministro británico Winston Churchill lo hizo destruir tras el final de la Segunda Guerra Mundial. No fue hasta la década de 1990, tras la desclasificación de los documentos pertinentes, cuando se conoció su existencia. Al menos 14 millones de personas se salvaron gracias a Turing, cuyo invento acortó la duración del conflicto en al menos dos años. Por supuesto, aún estamos muy lejos de la modelización del primer ordenador personal, pero son descubrimientos a los que el PC de nuestro tiempo debe mucho.

Del primer ordenador a la tecnología moderna

Habiendo llegado a este punto de la historia del ordenador, te habrás dado cuenta de que su nacimiento y creación no es obra de un solo hombre, sino de una serie de acontecimientos que han definido su forma, estructura y funciones a lo largo del tiempo. Tanto es así que no podemos hablar propiamente de un verdadero primer ordenador. En los años de la posguerra, con el ámbito militar ya apartado, las nuevas tecnologías se pusieron a disposición de las empresas industriales, dando lugar al diseño y lanzamiento de calculadoras cada vez más avanzadas y mejoradas.

Y cada vez más cerca de lo que son los ordenadores actuales. Sólo el período de la Guerra Fría hizo que los ordenadores y la tecnología en general volvieran a ser utilizados para el espionaje, y la milicia actuó muy a menudo como impulsora del avance tecnológico, apoyando los inventos y sus costes. Baste decir que la propia Internet nació con fines militares, y sólo más tarde se puso a disposición de toda la población para todos esos variados usos que hoy conocemos, y de los que ya no podemos prescindir.

A mediados de la década de 1970, entraron en escena figuras clave para la informática, a saber, Bill Gates y Steve Jobs, fundadores respectivamente de los gigantes Microsoft y Apple. Y los "padres" del ordenador doméstico moderno. Pero no fue hasta 1984 cuando Apple produjo el segundo paso evolutivo que condujo a los ordenadores personales actuales, entrando en el mercado con el Macintosh.

Este instrumento era tan elegante en su diseño como en su enfoque de la interfaz gráfica. El Macintosh alcanzó un éxito de mercado sin precedentes, gracias a su enfoque de fácil manejo y a la evidente facilidad de uso de su sistema operativo, macOS. La respuesta vino de la mano de Microsoft, que tomó como punto de partida el éxito mundial del Macintosh y reelaboró muchas de sus innovadoras características en su propio sistema operativo Windows, lo que desencadenó una batalla legal que duró más de una década.

Mientras tanto, Amiga y Commodore se abrieron sus propios espacios gigantescos en un mercado cada vez más floreciente y creciente. Estos son, en principio, los pasos históricos que han llevado a los ordenadores modernos desde aquel primer ordenador que funcionaba con válvulas. Y han formado a generaciones enteras de expertos, estudiosos y simples entusiastas de la tecnología.

Estos esfuerzos de mentes extraordinarias seguirán siendo siempre un elemento fundamental para el progreso humano, así como para la configuración de una sociedad cada vez más anclada y "dependiente" de la alta tecnología. Ahora todo está disponible y es manejable en la red, operado entre bastidores por potentes ordenadores que son más pequeños, más compactos y con un diseño atractivo.


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