La quiebra de una empresa se produce cuando ésta ya no puede pagar a sus proveedores ni compensar a sus empleados. Esta palabra, que suena algo dura, suele sustituirse por el término más elegante de insolvencia.
Si una empresa se declara insolvente, se somete al llamado procedimiento de insolvencia. Como requisito previo, debe solicitar la insolvencia al tribunal. Si esto no ocurre, se denomina retraso en la insolvencia, lo que constituye un delito según la legislación alemana. Por lo general, se nombra a un administrador concursal para el procedimiento, que adopta una posición neutral tanto con respecto a la empresa como a los acreedores.
El administrador concursal se asegura de que los activos restantes, como los bienes inmuebles, la maquinaria o las flotas de vehículos, se vendan y el producto se reparta entre los acreedores. Los acreedores pueden ser los empleados, las entidades de crédito, los proveedores, la Agencia Tributaria o la Seguridad Social. Si no hay más activos concursales, los acreedores salen perdiendo.
Evitar la quiebra de una empresa
En algunos casos, se intenta evitar la insolvencia en caso de quiebra de una empresa, por ejemplo si están en riesgo muchos puestos de trabajo. El éxito depende de la reacción de los acreedores. Por ejemplo, se pueden reducir o aplazar los reembolsos de préstamos, los empleados renuncian a una parte de su salario, los proveedores aplazan sus solicitudes de pago. De este modo, existe la posibilidad de que una empresa vuelva a ser solvente al cabo de cierto tiempo.
Si se reconoce una quiebra inminente dentro de la propia empresa, se pueden tomar ciertas medidas para contrarrestarla a tiempo. Esto suele hacerse con la ayuda de un consultor de gestión que conozca el sector. De este modo, se pueden vender las divisiones no rentables, reestructurar la producción o realizar despidos para reducir los gastos.
Quiebra de la empresa para sociedades y autónomos
Una sociedad, como una pequeña empresa artesanal, puede evitar el concurso de acreedores de la empresa dando de baja su actividad. Aquí es posible solicitar posteriormente la insolvencia privada y, si se cumplen todos los requisitos, empezar de nuevo sin deudas al cabo de seis años. Lo mismo ocurre con autónomos como médicos, abogados o arquitectos, pero en la mayoría de los casos se les retira la licencia para ejercer la medicina o la colegiación.
Afecta a los trabajadores en caso de quiebra de la empresa
Las relaciones laborales existentes siguen siendo válidas incluso después de la apertura del procedimiento de insolvencia. Los despidos sólo son admisibles si pueden justificarse como operativos, por ejemplo en caso de falta de pedidos o de cierre de partes de la empresa. Sin embargo, los derechos y obligaciones del empresario quedan entonces en manos del administrador concursal. El administrador concursal está autorizado a dar instrucciones a los trabajadores y, si es financieramente posible, también se encarga del pago de los sueldos y salarios, a los que los trabajadores aún tienen derecho.