Mientras se habla de Industria 4.0 a menudo se oye hablar de computación en la nube, aquí se explica qué significa y cómo puede ser aprovechada por las pequeñas empresas
A menudo oímos, en referencia a la Industria 4.0, hablar de computación en la nube. Es la tecnología que permite utilizar recursos de software y hardware a través de un servidor remoto, cuyo uso es ofrecido como servicio por un proveedor, casi siempre por suscripción. En esencia, la computación en la nube es la oferta de servicios informáticos -como servidores, recursos de almacenamiento, bases de datos, redes, software, análisis y otros- a través de Internet.
Los proveedores y empresas que ofrecen un servicio de computación en la nube a través de la Red, con un plan de suscripción mensual o anual, se denominan proveedores. Pero, ¿para qué se utiliza esta tecnología? De hecho, casi todos utilizamos un servicio de computación en la nube todos los días, sólo que no nos damos cuenta: lo hacemos para enviar un correo electrónico, ver una película en streaming, escuchar una canción, almacenar fotos en la nube.
Qué hacer con la computación en la nube
La computación en la nube comenzó a desarrollarse hace unos diez años y está revolucionando muchos de los comportamientos de las empresas, tanto grandes como pequeñas. La computación en nube puede utilizarse para crear nuevos servicios y aplicaciones. Pero también podemos utilizar esta tecnología para almacenar una gran cantidad de datos y hacer una copia de seguridad para restaurar la información. Esto no debe subestimarse en una empresa en la era del ransomware. Sin embargo, con la computación en nube también podemos alojar sitios web o blogs y transmitir servicios, tanto de audio como de vídeo. Por último, podemos proporcionar programas informáticos a la carta o analizar datos para obtener modelos estratégicos y planes de producción.
Por qué utilizar el cloud computing
Son varias las ventajas que llevan a cada vez más pymes a adoptar soluciones de computación en la nube, empezando por el bajo coste de propiedad: con esta tecnología, ya no es necesario comprar software o hardware caros, ni tampoco grandes servidores para almacenar datos (servidores que tendrían que mantenerse accesibles las 24 horas del día con altos costes de electricidad, y que tendrían que ser gestionados por personal informático).
La computación en la nube es rápida y versátil, ya que permite a la empresa obtener la información que necesita en poco tiempo y casi en cualquier lugar, e incluso aumenta la productividad: por ejemplo, el personal de TI que ya no se ocupa de los servidores puede dedicarse a alcanzar objetivos empresariales más importantes. Por último, esta tecnología tiene un alto rendimiento constante y, sobre todo, aumenta la seguridad de una pyme: gracias a las copias de seguridad continuas, permite recuperar los datos propios tras una avería o un ataque de hackers.
Tres modelos de cloud computing
Los modelos de cloud computing que se ofrecen a las empresas que operan en la Industria 4.0 son básicamente tres: Iaas (Infrastructure as a Service), PaaS (Platform as a Service) y SaaS (Software as a Service). El primer modelo es el más popular actualmente, y consiste en un hardware virtualizado que incluye un espacio de servidor virtual, conexiones de red, ancho de banda, direcciones IP y equilibradores de carga. Físicamente, el conjunto de recursos de hardware se extrae de una multitud de servidores normalmente distribuidos en numerosos centros de datos, cuyo mantenimiento es responsabilidad del proveedor de la nube. El cliente, por su parte, tiene acceso a los componentes virtualizados para construir sus propias plataformas informáticas.
PaaS (Platform as a Service), por su parte, proporciona a los desarrolladores una plataforma para construir aplicaciones y servicios a través de Internet; los servicios se alojan en la nube y los usuarios acceden a ellos fácilmente a través de su navegador. El último modelo es el SaaS (Software as a Service), un servicio en la nube con el que los consumidores pueden acceder a aplicaciones de software a través de Internet. En la práctica. es un servicio de alquiler más que de suscripción.
Nubes públicas, privadas e híbridas
No todas las nubes son iguales. Hay tres formas diferentes de distribuir los recursos de computación en nube: pública, privada e híbrida. Las nubes públicas son propiedad de una empresa (proveedor) que ofrece sus servicios a través de Internet. En este caso, cada recurso utilizado -desde el hardware hasta los servidores y el software- es propiedad del proveedor, y la pyme accede a estos recursos a través de una cuenta específica.
En la nube privada, todos los servicios están en manos de una sola empresa, y no se comparten con otras. A veces, los propietarios de nubes privadas pagan a terceras empresas para que alojen sus servidores, pero la red sigue siendo privada y segura. Es una solución óptima desde el punto de vista de la seguridad, pero es mucho más cara que una nube pública.
Por último, las nubes híbridas combinan nubes privadas y públicas gracias a una tecnología que permite compartir datos y aplicaciones entre los dos tipos de nubes: es un sistema muy flexible, recomendado para empresas dinámicas que necesitan varias opciones de despliegue.
Cómo elegir el servicio en la nube adecuado
Antes de adquirir un servicio de computación en la nube, es necesario informarse sobre la empresa que presta el servicio: ésta debe ser financieramente sólida, con capital suficiente para una gestión exitosa a largo plazo, debe tener una política de gestión de riesgos bien definida y debe entender el negocio de la pyme que requiere el servicio, ofreciendo conocimientos técnicos que se ajusten a sus necesidades. En la fase de selección es importante comprobar que el apoyo administrativo es sólido, con contratos de servicios e informes de rendimiento. Tampoco hay que subestimar la seguridad: el proveedor debe contar con una infraestructura de seguridad completa y garantizar la integridad de los datos del cliente para las copias de seguridad y el almacenamiento.