Consejos para tratar con empleados difíciles

Algunos empleados traen malestar al equipo. Pueden ser técnicamente competentes, pero sus colegas los perciben como contadores de frijoles o incluso agresivos. El especialista en recursos humanos SumTotal da consejos sobre la mejor manera de tratar a los personajes difíciles y, al mismo tiempo, sacar a la luz su potencial de la mejor manera posible.

Incluso en tiempos de escasez de trabajadores cualificados, las empresas quieren mantener a los empleados competentes, aunque sean difíciles de tratar o incluso traigan malestar al equipo. La capacidad de adaptar el propio estilo de liderazgo al respectivo tipo de personalidad de los empleados es una cualificación clave importante para todo director de RRHH. Los supervisores tienen que gestionar el acto de equilibrio de utilizar estos personajes problemáticos de forma productiva.

El proveedor de software de RRHH SumTotal ha analizado cuatro de estos perfiles de empleados y ha recopilado consejos para tratar con estas personas.

El tipo dominante-controlador

Los tipos dominantes-controladores suelen ser vistos como los matones en el lugar de trabajo. Tienden a ser impacientes y a tener hambre de poder. Lo ideal es que quieran que todo salga como ellos quieren. En consecuencia, pueden ser estupendos cuando hay que tomar una decisión difícil, pero su estrechez de miras puede causar conflictos a todo el equipo y a menudo hace que sea difícil trabajar con ellos.

Aquí el especialista en RRHH recomienda: El tono generalmente duro de este tipo hace que el diálogo diario con ellos pueda ser difícil -a veces incluso aterrador- para muchos colegas y supervisores. En consecuencia, algunos colegas tratan de evitarlos. El truco para llevarse bien con ellos es aprovechar su forma de trabajar. A esta personalidad le gusta ir al grano, ignora las conversaciones triviales y no le gustan las declaraciones vagas. Respeta a los que pueden mantenerse en pie. Si se tiene en cuenta todo esto al interactuar con un adicto al control de la dominación y se le utiliza para proyectos en los que se pueda aprovechar su carácter, es muy probable que se saque lo mejor de él.

El tipo analítico-obsesivo

El tipo analítico-obsesivo suele considerarse un contador de frijoles. Como son metódicos y lógicos, son valiosos para la organización. Les ponen el listón muy alto. Sin embargo, para las nuevas ideas, su enfoque cuidadoso y pragmático puede convertirse en un obstáculo.

El consejo de los expertos en este sentido es: Dado que las personalidades analíticas-obsesivas son cautelosas con las novedades, los directivos deben aliviarlas en caso de cambios organizativos, así como avisarles con la debida antelación. La comunicación abierta sobre nuevas herramientas, iniciativas y procesos alivia el miedo a lo desconocido, al que son especialmente susceptibles las personas obsesionadas con el análisis.

El tipo expresivo-impulsivo

El colega expresivo-impulsivo es optimista en un buen día, lleno de buenas ideas y un verdadero refuerzo para la moral del equipo. En los días malos, sin embargo, es nervioso, imprevisible y poco fiable. Quiere que se le reconozca su trabajo. El problema es que apenas piensa en las consecuencias de su comportamiento y se niega a asumir la responsabilidad cuando algo sale mal. Prefiere centrarse en su propia percepción y en el panorama general, ignorando los detalles incómodos.

Las sugerencias para una buena cooperación aquí son: A pesar de la energía y la creatividad que aportan los tipos expresivos-impulsivos, la naturaleza impulsiva de este carácter puede dificultar mucho la colaboración. No son los mejores oyentes, a menudo cometen errores y no siempre pueden adaptarse bien a la autoridad. Hay que hacer saber a ese empleado que su energía y sus ideas son valoradas. Para que pueda abordar las tareas de forma centrada, los superiores deben exigirle que sea organizado y estructurado. El reto de planificar adecuadamente estas tareas ayuda a los compañeros a no perder de vista el objetivo.

El tipo escéptico-negativo

En el transcurso de la vida profesional, uno siempre se encuentra con pesimistas. Dado que la negatividad es contagiosa -un problema que los analistas de Kienbaum también achacan a los superiores-, esto puede provocar una baja moral en el trabajo. Al tipo escéptico-negativo le gusta criticar las decisiones de los demás y encuentra fallos en casi todo.

Los siguientes consejos para trabajar juntos: No dejes que este tipo de personalidad se apodere de ti o te arrastre. Los líderes deben apoyar a los empleados escépticos-negativos escuchándolos pero centrándose en trabajar de forma orientada a la solución.


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