WhatsApp es el mensajero más extendido del mundo. Con WhatsApp, intercambiar mensajes de texto y fotos es tan fácil como hacer una llamada telefónica o una videollamada. Alrededor de 300 millones de personas en todo el mundo utilizan el popular mensajero cada día.
Cuando se habla de WhatsApp, la mayoría de los usuarios de smartphones piensan primero en la función de mensajería del mensajero, que es propiedad de Facebook desde 2014. Pero WhatsApp no sólo sirve para enviar textos en forma de chats o para intercambiar fotos, secuencias de películas cortas o enlaces. Más bien, también se pueden hacer llamadas telefónicas e incluso videollamadas. En este sentido, WhatsApp es una plataforma eficaz para la comunicación integral.
Por lo tanto, cada vez más, WhatsApp ya no es utilizado exclusivamente por usuarios particulares, sino que se integra cada vez más en las estrategias de marketing y conversación de las empresas. Además, la aplicación ofrece la ventaja de poder llamar a casa o a la empresa durante una estancia en el extranjero sin que ello suponga un coste elevado. Para ello, el smartphone sólo necesita estar conectado a una WLAN, que hoy en día se puede encontrar en prácticamente todos los hoteles.
Alta penetración en todo el mundo
Según las estimaciones, alrededor de 300 millones de personas en todo el mundo utilizan WhatsApp cada día. En 2019, el mensajero fue incluso la app más descargada del mundo, por delante de Facebook. En la República Federal de Alemania, se supone que la aplicación es utilizada por unos 58 millones de personas cada día. Además, un estudio online de ARD y ZDF afirma que casi el 55% de los ciudadanos alemanes de entre 50 y 69 años son usuarios permanentes del Messenger.
La demanda y la gran distribución mundial de WhatsApp provocan así no sólo una gran atención mediática en torno a la propia app (por ejemplo, cuando se amplía el alcance de los servicios o cuando se está pendiente de cambios en la normativa de protección de datos), sino que también provocan que los mensajes compartidos a través de WhatsApp se propaguen a una velocidad vertiginosa. Esto puede ser a la vez una ventaja (por ejemplo, en las campañas publicitarias), pero al mismo tiempo también conlleva los efectos negativos en el caso de mensajes incorrectos o dudosos.
Considere los derechos de acceso
Quien utiliza WhatsApp concede al mensajero amplios derechos. Además de acceder a los contactos almacenados en el smartphone, la aplicación también accede a la fototeca, la cámara y el micrófono. Además, hay una función de detección de ubicación que facilita la determinación del paradero del dispositivo en cuestión. El contenido sensible, en particular, nunca debe intercambiarse a través de la función de mensajería, ya que básicamente no hay garantía de una comunicación totalmente protegida y encriptada en todos los aspectos.