Son estructuras compuestas por elementos tangibles, sean de origen natural o artificial. Ejemplos de sistemas reales son el cuerpo humano o el hardware de una computadora.
Un sistema real es aquel que existe en la realidad y puede ser estudiado y analizado por la ciencia. Este tipo de sistema se caracteriza por estar formado por diferentes elementos interconectados que interactúan entre sí y que tienen una función específica dentro del sistema. Los sistemas reales pueden ser materiales o no materiales, y se pueden clasificar en diferentes tipos según su complejidad y la forma en que interactúan sus elementos.
Las partes de un sistema real son los elementos que lo componen y que interactúan entre sí para cumplir una función específica. Estos elementos pueden ser materiales o no materiales y pueden ser físicos o abstractos. Por ejemplo, en un sistema de transporte, las partes pueden incluir vehículos, carreteras, señales de tráfico y regulaciones de tráfico.
Los sistemas reales o materiales son aquellos que están compuestos por elementos físicos que pueden ser vistos y tocados. Estos sistemas pueden ser simples o complejos y pueden ser estudiados en diferentes campos de la ciencia, como la física, la química y la biología. Un ejemplo de un sistema real es el cuerpo humano, que está compuesto por diferentes órganos y sistemas que interactúan entre sí para mantener la vida.
Un sistema es un conjunto de elementos interconectados que interactúan entre sí para cumplir una función específica. Los sistemas pueden ser clasificados en diferentes tipos según su complejidad y la forma en que interactúan sus elementos. Los tres tipos de sistemas reales son los sistemas simples, los sistemas complejos y los sistemas adaptativos. Los sistemas simples están compuestos por pocos elementos y tienen una estructura simple, mientras que los sistemas complejos tienen una estructura más compleja y están compuestos por muchos elementos interconectados. Los sistemas adaptativos son aquellos que pueden cambiar y adaptarse a su entorno para cumplir una función específica.
Los cuatro elementos de un sistema de control son el sensor, el controlador, el actuador y el proceso. El sensor detecta el estado del proceso, el controlador procesa la información del sensor y envía señales al actuador para controlar el proceso. El proceso es el sistema que se está controlando y el actuador es el dispositivo que realiza las acciones necesarias para controlar el proceso. Un ejemplo de un sistema de control es el termostato de un hogar, que utiliza un sensor para detectar la temperatura y un controlador para ajustar la calefacción o el aire acondicionado para mantener una temperatura constante.
Los sistemas materiales son aquellos que están compuestos por materia, como pueden ser los seres vivos, los objetos físicos, los sistemas químicos, entre otros. Estos sistemas tienen propiedades y características específicas que los diferencian de otros sistemas materiales.
Los cuatro tipos de sistemas de producción son: producción por proyecto, producción en masa, producción en lotes y producción continua.
Los sistemas se pueden clasificar de diferentes maneras, dependiendo de los criterios que se utilicen. Algunas de las formas más comunes de clasificación son:
– Según su naturaleza: sistemas físicos, químicos, biológicos, sociales, etc.
– Según su complejidad: sistemas simples, complejos, caóticos, etc.
– Según su comportamiento: sistemas estáticos, dinámicos, lineales, no lineales, etc.
– Según su grado de organización: sistemas cerrados, abiertos, organizados, desorganizados, etc.
Algunos ejemplos de sistemas según estas clasificaciones podrían ser: un átomo (sistema físico simple), una célula (sistema biológico complejo), el clima (sistema dinámico no lineal), un ecosistema (sistema abierto organizado).