La medición de la temperatura de los colores es una técnica utilizada en la fotografía y en la producción de vídeo para controlar y ajustar los tonos de color. Los colores se pueden clasificar en fríos o cálidos según su temperatura. Esta temperatura se mide en grados Kelvin (K) y puede variar desde los tonos más fríos, como el azul, hasta los tonos más cálidos, como el rojo.
El balance de blancos es una técnica utilizada para ajustar la temperatura del color en las fotografías y en los vídeos. El objetivo del balance de blancos es eliminar los tonos no deseados de una imagen, como los tonos amarillos o azules, y crear una imagen más natural y equilibrada en tonos.
En Camera Raw, el balance de blancos se puede ajustar utilizando la herramienta de ajuste de temperatura y tono. Esta herramienta permite ajustar la temperatura del color y el tono de la imagen en función de la iluminación de la escena. Al ajustar la temperatura del color, se puede controlar la apariencia general de la imagen y crear una atmósfera específica en la escena.
La basculación es otra técnica utilizada en la fotografía para controlar la temperatura del color. La basculación se utiliza para ajustar la temperatura del color en una imagen al inclinar la cámara hacia un lado u otro. Esto se hace para controlar la apariencia general de la imagen y crear una atmósfera específica en la escena.
La temperatura del color azul se encuentra típicamente en el rango de 5000-6000 grados Kelvin, lo que indica un tono frío. Por otro lado, la temperatura del color rojo se encuentra típicamente en el rango de 2500-3000 grados Kelvin, lo que indica un tono cálido.
En conclusión, la medición de la temperatura de los colores es una técnica importante en la fotografía y en la producción de vídeo para controlar y ajustar los tonos de color. El balance de blancos y la basculación son técnicas comunes utilizadas para ajustar la temperatura del color en las imágenes. La temperatura del color azul se considera fría y se encuentra típicamente en el rango de 5000-6000 grados Kelvin, mientras que la temperatura del color rojo se considera cálida y se encuentra típicamente en el rango de 2500-3000 grados Kelvin.
No hay una temperatura de color «mejor» ya que depende del uso que se le dará. Por ejemplo, una temperatura de color cálida (entre 2700K y 3000K) puede ser más adecuada para iluminar una habitación en la noche y crear un ambiente acogedor, mientras que una temperatura de color fría (entre 5000K y 6500K) puede ser más adecuada para iluminar una oficina durante el día y aumentar la productividad. En resumen, la mejor temperatura de color es la que se adapta mejor al uso y necesidades específicas.
6500 K significa que la temperatura de color de una fuente de luz es similar a la luz del día en un día despejado, lo que se conoce como luz «blanca fría». Es una temperatura de color comúnmente utilizada en la iluminación de interiores y exteriores para crear una sensación de claridad y luminosidad.
El valor 4000k se refiere a una temperatura de color en grados Kelvin, que se asocia con una luz blanca cálida o amarilla.