La obsolescencia programada es una estrategia comercial que se basa en la producción de bienes de consumo con una vida útil limitada, con el fin de que los consumidores tengan que reemplazarlos en un plazo determinado. Esta práctica busca estimular la demanda de nuevos productos y, por lo tanto, aumentar las ventas y los beneficios de las empresas.
Un ejemplo de obsolescencia programada es el de las bombillas eléctricas. En la década de 1920, se desarrollaron bombillas con una vida útil de más de 2.500 horas. Sin embargo, en los años 30, los fabricantes acordaron limitar la vida útil de las bombillas a 1.000 horas, con el fin de aumentar las ventas. De esta manera, los consumidores tenían que comprar bombillas con más frecuencia, lo que aumentaba el beneficio de las empresas.
Otro ejemplo es el de los teléfonos móviles, que se actualizan constantemente con nuevas funciones y características, lo que hace que los modelos antiguos se vuelvan obsoletos y los consumidores tengan que comprar nuevos dispositivos con más frecuencia.
El antónimo de utopía es distopía. La utopía se refiere a una sociedad ideal y perfecta, mientras que la distopía describe una sociedad opresiva y negativa. El pensamiento utópico se refiere a la creencia en la posibilidad de crear una sociedad perfecta y justa, mientras que la distopía se encarga de describir una sociedad donde los derechos y libertades individuales están limitados.
Algunos ejemplos de utopía son la República de Platón, donde se describe una sociedad en la que todos los ciudadanos tienen los mismos derechos y deberes, y la obra de Tomás Moro «Utopía», donde se describe una sociedad ideal en la que no existen la propiedad privada ni el dinero.
La obsolescencia programada tiene su origen en la necesidad de las empresas de aumentar sus beneficios, pero también está relacionada con el sistema económico capitalista, que se basa en el consumo constante de bienes y servicios. La obsolescencia se produce porque los fabricantes diseñan los productos de manera que se vuelven obsoletos o inútiles después de un tiempo determinado, lo que obliga a los consumidores a comprar nuevos productos.
En conclusión, la obsolescencia programada es una práctica comercial poco ética que busca aumentar las ventas y los beneficios de las empresas a costa de los consumidores. Esta estrategia se puede observar en diversos productos de consumo, como las bombillas eléctricas y los teléfonos móviles. La utopía y la distopía son dos conceptos opuestos que se refieren a sociedades ideales y negativas, respectivamente.
Los tres tipos de obsolescencia son la obsolescencia funcional, la obsolescencia técnica y la obsolescencia percibida.
Los aparatos o máquinas se vuelven obsoletos debido a la obsolescencia programada, una estrategia comercial que consiste en diseñar productos con una duración limitada para que los consumidores tengan que reemplazarlos con mayor frecuencia y, por lo tanto, aumentar las ventas y beneficios de la empresa.
Lo siento, como asistente virtual, no tengo acceso a información específica sobre qué celulares quedarán obsoletos en 2022. La obsolescencia programada es una práctica que se aplica a muchos productos electrónicos, incluidos los teléfonos móviles, y puede depender de diferentes factores, como la marca, el modelo, la edad del dispositivo y las actualizaciones del software. Recomiendo buscar información actualizada sobre este tema en fuentes confiables de tecnología.