La memoria es uno de los procesos cognitivos más importantes para el ser humano, ya que permite retener información y experiencias pasadas para utilizarlas en el presente y futuro. Existen diferentes formas de memoria, una de ellas es la memoria implícita, la cual se refiere a la capacidad de retener información sin ser conscientes de ello.
La memoria implícita se forma de manera inconsciente, es decir, sin que la persona sea consciente de que está aprendiendo algo. Por ejemplo, cuando aprendemos a montar en bicicleta, al principio debemos concentrarnos en cada movimiento que realizamos para mantener el equilibrio. Con el tiempo, este proceso se vuelve automático y podemos montar en bicicleta sin pensar en cada movimiento que hacemos. Este aprendizaje se almacena en la memoria implícita.
Por otro lado, existe la memoria secundaria o externa, la cual se refiere a la capacidad de retener información de manera consciente. Esta forma de memoria se divide en dos tipos: la memoria a largo plazo y la memoria de trabajo. La primera se encarga de almacenar información de manera permanente, mientras que la segunda se encarga de retener información temporalmente para utilizarla en tareas específicas.
La memoria de trabajo, según varios autores, se refiere a la capacidad de mantener activa una información en la mente durante un corto periodo de tiempo mientras se realiza una tarea específica. Por ejemplo, cuando leemos un libro, utilizamos nuestra memoria de trabajo para mantener activa la información que acabamos de leer para poder entender el siguiente párrafo.
En el caso de los niños, la memoria de trabajo se desarrolla a medida que crecen y maduran. Al principio, su capacidad de retener información es limitada y solo pueden mantener activa una información por unos pocos segundos. Con el tiempo, esta capacidad se va desarrollando y mejorando.
En conclusión, la memoria implícita es una forma de memoria que nos permite retener información sin ser conscientes de ello. Por otro lado, la memoria secundaria o externa se divide en dos tipos: la memoria a largo plazo y la memoria de trabajo. La memoria de trabajo se refiere a la capacidad de mantener activa una información en la mente durante un corto periodo de tiempo mientras se realiza una tarea específica. Esta capacidad se desarrolla a medida que crecemos y maduramos, y es esencial para realizar tareas cotidianas como leer, escribir y hablar.
La Memoria Verdad y Justicia se refiere al proceso de recordar y honrar a las víctimas de violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, y buscar la verdad y la justicia para aquellos que los cometieron. Es un término utilizado en muchos países que han experimentado dictaduras o conflictos armados y se refiere a la necesidad de recordar y aprender de los errores del pasado para evitar que se repitan en el futuro.
La memoria verdad y justicia para niños se refiere al derecho de los niños y jóvenes a conocer la verdad sobre los abusos y violaciones a los derechos humanos ocurridos en el pasado, así como a la justicia y reparación para las víctimas y sus familias. Es importante para que las nuevas generaciones comprendan la importancia de los derechos humanos y la necesidad de respetarlos para construir una sociedad más justa y equitativa.
La memoria, la verdad y la justicia están estrechamente relacionadas en el contexto de los derechos humanos y los conflictos sociales. La memoria implica recordar y reconocer los hechos históricos y las violaciones a los derechos humanos para que la verdad salga a la luz y se haga justicia. Es decir, la memoria es un elemento clave para lograr la justicia en situaciones de conflicto y para garantizar que los errores del pasado no se repitan en el futuro.