Los FPS, o fotogramas por segundo en español, son una medida de la cantidad de imágenes que se muestran en un segundo en una grabación de vídeo. Es importante tener en cuenta esta medida ya que afecta significativamente la calidad y fluidez de la grabación.
24 FPS es el estándar de la industria cinematográfica, lo que significa que se muestran 24 imágenes diferentes en un segundo. Esta tasa de fotogramas es suficiente para crear una ilusión de movimiento fluido para el ojo humano y es el mínimo recomendado para una grabación de vídeo de calidad.
Para hacer una cámara lenta, se recomienda una tasa de fotogramas más alta, como 60 FPS o más. Esto permite que se capture más información y se pueda ralentizar la velocidad de reproducción sin que la grabación se vea entrecortada o borrosa.
La mejor resolución para grabar un vídeo depende del propósito de la grabación. Para vídeos caseros o de redes sociales, 1080p es una buena resolución. Sin embargo, para vídeos profesionales o comerciales, se recomienda utilizar 4K o más para una mayor claridad y detalle.
12 FPS significa que se muestran 12 imágenes diferentes en un segundo en la grabación de vídeo. Esta tasa de fotogramas es muy baja y puede resultar en una grabación entrecortada y poco fluida.
En los juegos, la tasa de fotogramas normalmente se encuentra entre 30 y 60 FPS. Sin embargo, algunos jugadores prefieren una tasa de fotogramas más alta para una mayor fluidez y precisión en la jugabilidad.
La vida real no tiene una tasa de fotogramas específica ya que no se puede medir como en una grabación de vídeo. Sin embargo, se estima que el ojo humano puede percibir entre 24 y 30 FPS en condiciones normales.
Los FPS (Frames Per Second) son la cantidad de imágenes por segundo que se registran al grabar un vídeo. Sirven para indicar la fluidez y la calidad de la imagen en movimiento, y afectan directamente la sensación de realismo y la suavidad de la reproducción del vídeo. Cuanto mayor sea el número de FPS, mayor será la calidad y la fluidez de la imagen, pero también requerirá más recursos de almacenamiento y procesamiento.
Si los FPS son muy altos, puede haber una sobrecarga en la capacidad de procesamiento de la cámara o dispositivo de grabación, lo que podría afectar negativamente la calidad del vídeo y provocar errores en la grabación. También podría generar un archivo de vídeo muy grande, lo que dificultaría su almacenamiento y transferencia. Por otro lado, si los FPS son mucho más altos que lo necesario, se estaría desperdiciando recursos y capacidad de almacenamiento sin obtener ningún beneficio en la calidad del vídeo.
Depende del tipo de video que estés grabando y del propósito para el que lo estás grabando. Si estás grabando un video de acción rápida, un videojuego o un deporte, es mejor utilizar 1080p a 60fps para obtener una imagen más fluida y detallada. Si estás grabando un video en el que la calidad visual es prioritaria, como por ejemplo un cortometraje, una película, o un anuncio publicitario, el 4K puede ser la mejor opción para obtener una imagen con mayor resolución y detalle.