La latencia es un término utilizado en la biología celular que hace referencia al estado en el que se encuentra una célula cuando se detiene su ciclo de división celular. En otras palabras, se trata de un periodo en el que la célula se encuentra en reposo y no realiza ninguna actividad de reproducción.
Cuando una célula se encuentra en estado de latencia, también se le conoce como célula quiescente. Esta célula puede permanecer en este estado durante un largo periodo de tiempo, incluso durante años, hasta que reciba una señal para reactivar su ciclo de división celular.
En cuanto a la latencia alta o baja, lo mejor es que esta sea baja, ya que indica que la célula está en un estado de mayor actividad y es más propensa a dividirse. Por el contrario, una latencia alta indica que la célula está en un estado de menor actividad y es menos propensa a dividirse.
Durante la etapa de latencia, la célula se centra en la reparación y mantenimiento de su material genético. Además, también puede acumular nutrientes y energía para su próxima fase de división celular.
El periodo de latencia varía dependiendo del tipo de célula y de las señales que reciba del entorno. Algunas células pueden permanecer en estado de latencia por un tiempo prolongado, mientras que otras pueden reactivar su ciclo de división celular rápidamente.
En conclusión, la latencia es un estado importante en la biología celular que permite a las células recuperarse y prepararse para su próxima fase de división celular. Es importante destacar que este estado puede ser beneficioso para el organismo, pero también puede ser un factor que contribuya al desarrollo de enfermedades como el cáncer.
El período de incubación es el tiempo que transcurre entre la exposición a un patógeno y la aparición de los primeros síntomas de la enfermedad. En cambio, la latencia se refiere al período de tiempo en el que el patógeno permanece inactivo en el cuerpo antes de provocar la enfermedad. En resumen, la incubación es el tiempo previo a los síntomas y la latencia es el tiempo en el que el patógeno permanece inactivo antes de la aparición de la enfermedad.
Hay varios virus que pueden causar infecciones latentes en humanos, algunos ejemplos incluyen el virus del herpes simple, el virus de Epstein-Barr y el virus del papiloma humano.
Lo opuesto a latente es manifiesto o evidente.