WannaCry, el ataque de ransomware que infectó a más de 300.000 ordenadores en todo el mundo hace unas semanas, puso de manifiesto lo frágil que es la seguridad informática, constantemente amenazada por numerosos virus y malware cada vez más sofisticados y difíciles de bloquear.
Los hackers siempre han existido, desde la aparición de internet. Pero en los últimos años, en parte debido al uso de dispositivos conectados en todos los ámbitos, han crecido exponencialmente. También hay que tener en cuenta otro hecho detrás de esta increíble proliferación: los motivos. De hecho, detrás de la mayoría de los ataques de hackers hay una serie de razones económicas y, sobre todo, políticas. Hoy en día, según muchos expertos, los gobiernos no luchan entre sí con armas de fuego, sino con violaciones informáticas. Dicho esto, tratemos ahora de reconstruir los ataques hacker más sensacionales de la historia.
Gusano Morris
Uno de los ataques hacker más antiguos, y el primero en causar revuelo, fue el Gusano Morris, llamado así por su creador, Robert Tapas Morris, un estudiante de la Universidad de Cornell. El chico había desarrollado el gusano no para provocar una brecha informática maliciosa, sino para medir la inmensidad del ciberespacio. Sin embargo, cuando el virus se colgó en la red, el código de Morris, tras encontrar un error, se convirtió en un malware capaz de infectar más de 6.000 ordenadores y causar daños que, según algunas estimaciones, alcanzaron los 100 millones de dólares. Una cantidad de dinero asombrosa en su momento.
Google China
En 2009, los hackers pusieron en su punto de mira a Google China, irrumpiendo en los servidores de la compañía californiana. Mediante el uso de múltiples gusanos, los ciberdelincuentes habían logrado romper el sistema de seguridad de Big G, robando una gran cantidad de información confidencial. En concreto, Google se dio cuenta de que los ciberdelincuentes habían puesto en peligro las cuentas de Gmail de muchos activistas estadounidenses, europeos y chinos comprometidos con la defensa de los derechos humanos en el país más poblado del mundo. En 1999, Jonathan James, un chico de 15 años, consiguió hackear los ordenadores de la NASA y del Departamento de Estado estadounidense. Pudo espiar miles de correos electrónicos que contenían muchos documentos confidenciales, incluidas las contraseñas de los dispositivos militares, instalando una puerta trasera en los servidores de la Agencia Espacial y del Departamento de Estado. Con los datos robados, James también se hizo con un trozo de código de un programa de la NASA.
Virus Melissa
Melissa fue uno de los peores virus que afectó a Microsoft Word. El código malicioso infectó el programa de texto de Redmond y luego se propagó como un archivo adjunto de correo electrónico a los primeros 50 contactos registrados en Outlook, el software de correo electrónico instalado en las máquinas comprometidas. Melissa fue capaz de causar unos 80 millones de dólares de daños.
Guerra informática entre Rusia y Estados Unidos
Era 1982 y en aquella época Internet era una herramienta para unos pocos elegidos, utilizada principalmente en el ámbito militar. Y ya en esa época, las dos principales potencias militares del mundo empezaban a utilizar la tecnología de la información como arma para atacarse mutuamente. De hecho, la CIA consiguió penetrar en los sistemas informáticos de un gasoducto siberiano instalando un código malicioso. Cuando el programa se activó, colapsó el sistema que controlaba los surtidores de gasolina, lo que provocó un aumento de la presión y, finalmente, la explosión de toda la instalación energética.
Tarjetas de crédito y cuentas bancarias
En la década de 2000, fueron los datos de los usuarios los que estuvieron en el punto de mira. Entre 2005 y 2012, un grupo de piratas informáticos ucranianos y rusos actuó sin inmutarse, robando millones de datos bancarios. Se calcula que los ciberdelincuentes pudieron recopilar 160 millones de datos de tarjetas de crédito y 800.000 credenciales para acceder a las cuentas bancarias de las víctimas, que luego fueron subastadas en la web. Según los datos, los datos robados por los hackers estarían valorados en más de 300 millones de dólares.
ShadyRat
En 2011, muchos expertos en seguridad informática se sorprendieron al descubrir que durante cinco años, de 2006 a 2011, un virus se había extendido como un reguero de pólvora a través de un simple archivo adjunto en un correo electrónico. El código malicioso, identificado por Symantec, una conocida empresa de ciberseguridad, atacaba inmediatamente después de que la víctima abriera el archivo adjunto, sin dejar rastro. Una vez instalado en las máquinas, ShadyRat fue capaz de hacerse con todos los archivos almacenados en los ordenadores infectados, incluidos los de importantes instituciones y organizaciones internacionales.
PlayStation
También en 2011 se produjo otro sensacional ataque, el primero de este tipo. Fueron los usuarios de la videoconsola de Sony los que fueron atacados por los hackers. Los ciberdelincuentes irrumpieron en la PSN, la PlayStation Network, un sistema que permite a sus miembros jugar en línea con otros jugadores. Los datos de unos 77 millones de usuarios, incluida mucha información sensible como contraseñas y tarjetas de crédito, se pusieron en grave riesgo por la brecha cibernética. Como resultado, Sony se vio obligada a suspender los servidores, invitando a los suscriptores a cambiar sus datos de acceso.
Ataque a sistemas informáticos israelíes
Y por último, uno de los ataques más peligrosos, teniendo en cuenta el objetivo: las centrales nucleares iraníes. Al parecer, Israel y Estados Unidos lanzaron un virus, conocido como Stuxnet, que afectó a la instalación nuclear de Natanz entre 2006 y 2010, antes de ser descubierto. La función del malware era aumentar la velocidad de las turbinas de la central, provocando su colapso.