Durante la prehistoria, los seres humanos vivían en cuevas o en viviendas construidas con materiales naturales. En el Paleolítico inferior, las cuevas eran el hogar de los seres humanos, ya que les proporcionaban protección contra los depredadores y el clima. En el Paleolítico superior, las viviendas se construyeron con materiales naturales como ramas, pieles de animales y huesos.
La vivienda del Paleolítico superior era más compleja que la del Paleolítico inferior. Los seres humanos creaban refugios con ramas y pieles de animales, y los ubicaban en lugares donde podían cazar y recolectar alimentos. Estas viviendas modificadas se construían con formas circulares y se ubicaban cerca de ríos o lagos, para facilitar la recolección de agua. Además, en algunas regiones, las personas excavaban cuevas o construían refugios de piedra, lo que les permitía tener una mayor protección contra el clima y los depredadores.
En el neolítico, los seres humanos comenzaron a construir aldeas y ciudades. Las viviendas se construían con materiales como ladrillos, arcilla y madera. Los seres humanos comenzaron a utilizar herramientas para trabajar los materiales, lo que les permitió construir viviendas más grandes y duraderas. Las casas neolíticas se construían con paredes de ladrillo de barro y techos de madera. Además, las casas tenían ventanas, lo que les permitía tener una mayor ventilación y luz natural.
Las características de las construcciones neolíticas eran la complejidad y la durabilidad. Las casas eran más grandes y resistentes que las del Paleolítico. Además, se construían cerca de tierras cultivables, lo que permitía a las personas cultivar sus propios alimentos y vivir en comunidades más grandes.
En el neolítico, los seres humanos vivían en aldeas y ciudades. Las aldeas se construían cerca de ríos o lagos, lo que permitía a las personas tener acceso a agua fresca y a alimentos. Además, las aldeas eran un lugar de intercambio y comercio, donde las personas podían compartir sus recursos y obtener los bienes que necesitaban.
En conclusión, la vivienda en el Paleolítico y Neolítico fue evolucionando a medida que los seres humanos desarrollaban nuevas herramientas y tecnologías. Tanto en el Paleolítico como en el Neolítico, las viviendas eran construidas con materiales naturales y se ubicaban cerca de fuentes de agua y alimentos. Sin embargo, en el Neolítico, las viviendas se volvieron más complejas y duraderas, lo que permitió a las personas vivir en comunidades más grandes y construir ciudades.
El Paleolítico inferior se caracteriza por ser la etapa más antigua de la Prehistoria, donde los seres humanos eran nómadas y se dedicaban a la caza, la pesca y la recolección de alimentos. Durante este periodo, los seres humanos vivían en cuevas o en refugios naturales y utilizaban herramientas de piedra tallada para su supervivencia. También se destacan por el uso del fuego y la creación de arte rupestre en las paredes de las cuevas.
Durante el Paleolítico inferior, el hombre habitaba en cuevas y refugios naturales.
El Paleolítico inferior es la primera etapa del Paleolítico, que se extiende desde hace aproximadamente 2,5 millones de años hasta hace 300.000 años. Durante esta época, los homínidos desarrollaron herramientas de piedra simples y vivían como cazadores-recolectores.