Un hoster explota los servicios de alojamiento en Internet y la infraestructura necesaria. Estas ofertas o servicios a los clientes a veces varían considerablemente en cuanto a su alcance, precio y rendimiento.
Se pueden reservar tarifas con un hoster que están estrechamente definidas, así como ofertas que incluyen amplios sistemas de aplicación. La gama de servicios, los costes y los clientes a los que van dirigidos también varían de una tarifa a otra. El abanico de opciones va desde la gratuidad y el autoservicio hasta las ofertas de alojamiento con asesoramiento integral y alta disponibilidad. Por regla general, también se integra una interfaz de administración en la respectiva oferta del hoster. Puede utilizarse, por ejemplo, para gestionar una tienda online o los correos electrónicos. Esta interfaz se mapea en consecuencia como una herramienta basada en la web o a través de servicios de restricción de acceso como Secure Shell, FTP o SFTP.
Servidores para diferentes propósitos
Los hosters están sometidos a una gran presión competitiva, de costes y de innovación. Por lo tanto, las empresas de alojamiento necesitan plataformas de infraestructura altamente automatizadas, buenos emplazamientos de centros de datos, así como soluciones creativas y al mismo tiempo seguras para cumplir con los niveles de servicio o para trazar los respectivos modelos de negocio. Los hosters utilizan diferentes servidores en este sentido. Un servidor dedicado sólo se utiliza para un propósito específico con el fin de proporcionar todo el rendimiento y los recursos para este propósito. Esto significa que un servidor está disponible para un solo cliente. Esta es una diferencia esencial con el llamado alojamiento compartido. Con este tipo de solución, se agrupan varios sitios web en un solo servidor físico. Dado que esto genera ventajas de costes para un hoster, los paquetes de alojamiento web clásicos de este tipo se ofrecen comparativamente más baratos.
Enfoque en los servidores dedicados y vServers
Los servidores dedicados son siempre demandados cuando los recursos correspondientes de un servidor son completamente necesarios para un proyecto web. Lo primero y más importante es la conexión a Internet, la memoria RAM y la potencia del procesador. Al no tener que compartir el rendimiento con esta solución, se dispone de las reservas correspondientes. Se necesitan para números de acceso elevados, para muchas consultas a la base de datos o para tareas especialmente intensivas desde el punto de vista computacional. Además, los hosters ofrecen un servidor virtual (vServer), que básicamente combina las ventajas respectivas del alojamiento dedicado y del alojamiento compartido. Desde el punto de vista del principio funcional, un servidor físico especialmente potente, es decir, el sistema anfitrión, emula varios servidores individuales y puede asignarles recursos importantes (capacidad de la CPU, memoria RAM, espacio en el disco duro, etc.) de forma individual según sea necesario.
Servidor raíz y un servidor gestionado
Los hosters también persiguen dos estrategias comerciales diferentes en términos de servicio. Por un lado, ofrecen un servidor raíz. En este caso, el cliente respectivo recibe derechos de acceso por parte del hoster para poder realizar él mismo las tareas administrativas. Por otro lado, los hosters tienen en su cartera los llamados servidores gestionados (aquí: host dedicado gestionado). El proveedor se encarga de su seguimiento, gestión y actualización. A menudo, las correspondientes soluciones de host gestionado ofrecen servicios adicionales, como el servicio de arranque, la asistencia telefónica o las reparaciones sencillas. En resumen, esta alternativa de solución garantiza una alta disponibilidad, libera al usuario de las tareas administrativas y al mismo tiempo ofrece una configuración individual del servidor.